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 Era como el primer rayo de sol en el día. El olor a lluvia en una tormenta de verano, ese olor puro que se te mete en lo más profundo de tu ser cuando respiras con fuerza. La primera estrella que divisas en el cielo al caer la noche en un cielo despejado. El perfume de las hojas del libro nuevo que acabas de comprar, y la emoción de que, aunque no has leído una palabra, sabes que te va a encantar. Era su forma de intercambiar mis lágrimas atoradas en la garganta por sonrisas cuando me abrazaba. Su forma de mirarme y amarme imperfecta. Y era él y los defectos que formaban su sonrisa, lo que yo amaba por entero.

LUNA CRECIENTE AL ATARDECER

   La luna brillaba
y letras de tres minutos y medio
sonaban en mi oído sin parar
a los que se unían las lágrimas de felicidad que querían salir,
porque tú estabas por llegar.
 
 9.06 marcaba el reloj
cuando supe que vendrías,
y doce horas después
al ver tu cara por primera vez,
supe que mi vida
nunca más sería la misma
porque tú estarás en ella
para darle un nuevo sentido.
 
 Ahora
son más de cuatro horas
las que nos separan,
y cuatrocientos catorce,
los kilómetros que me impiden verte crecer,
pero nada comparado
con el amor que siento al pensarte
pues eres aquella verdad que una vez,
fue demasiado buena para ser cierta.
 
 Hoy bendigo
todo aquello que me haga recordarte,
y que traiga a mi memoria
cada momento vivido contigo.

  Y tal vez digan
que es distinta la sonrisa,
y más brillantes
mis ojos al mirar,
pero solo es el reflejo
del cambio de mi alma,
al tenerte por fin entre mis brazos,
pues tú, pequeña tortuga,
me agrandaste el corazón
para poder quererte tanto.
 
 Y de hoy en adelante
con tu nombre grabado en mi frente,
mataré a todo aquel
que se atreva a dañarte
que se atreva a hacerte de menos,
que quiera impedir tu vuelo,
pues desde hoy, mi amor,
pequeño es el mundo
ahora que tú, estás en el.
en el cielo anaranjado

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